La devoción

Por medio de Santa Faustina, el Señor ha dado al mundo nuevos canales para derramar Su gracia. Ellos son: la Imagen de la Divina Misericordia, la Fiesta de la Misericordia, la Coronilla, la Novena a la Divina Misericordia y la Oración a las tres de la tarde (la Hora de la Gran Misericordia). Todos ellos proclaman el mensaje eterno del amor misericordioso de Dios y nos llevan nuevamente al gran Sacramento de la Misericordia, que es la Sagrada Eucaristía.

La Imagen fue pintada según la descripción de Santa Faustina cuando vio al Señor vestido con una túnica blanca, con la mano derecha levantada para bendecir y la izquierda tocando la túnica sobre el corazón del cual salían dos grandes rayos, uno rojo y otro pálido. El mismo Jesús dijo a Santa Faustina: "Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío. Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo mismo lo defenderé como Mi gloria" (Diario, 47.48). "Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero".

El mismo Señor, a pedido de Santa Faustina, explicó el sentido de los rayos: "Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas… A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas; ella ha de recordar a los hombres las exigencias de Mi misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil" (Diario, 742). La imagen representa las gracias de la Divina Misericordia derramadas sobre el mundo, especialmente a través del Bautismo y la Eucaristía.

La Fiesta de la Divina Misericordia fue uno de los pedidos que Jesús hizo desde las primeras revelaciones a Santa Faustina. La revelación más completa se encuentra en su Diario, 699: "Hija mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia… En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata… La Fiesta de la Misericordia ha salido de mis entrañas, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua. La humanidad no encontrará paz hasta que no se dirija a la Fuente de la Mi Misericordia".

El pedido del Señor se hizo realidad cuando el Beato Juan Pablo II, el 30 de abril del 2000, durante la Misa de Canonización de Sor Faustina, declaró sorpresivamente: "Es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la Palabra de Dios en este segundo Domingo de Pascua, que a partir de ahora se designará con el nombre de Domingo de la Divina Misericordia".

La Coronilla a la Divina Misericordia fue revelada por el Señor Jesús a Santa Faustina luego de que ella tuvo una visión de un ángel enviado por Dios que venía con el fin de castigar a la tierra. Estremecida, comenzó a rezar pidiendo misericordia pero sus oraciones eran ineficaces. Entonces vio a la Santísima Trinidad y sintió el poder de la gracia de Jesús dentro de su alma. Volvió a rogar a Dios por el mundo con las palabras que oyó dentro de ella: "Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero" (Diario, 475). Mientras seguía repitiendo esa oración, vio cómo el poder del ángel disminuía hasta que no pudo llevar a cabo el castigo merecido. Al día siguiente, oyó de nuevo esa voz interior que le enseñó a rezar la oración que nuestro Señor llamó luego "Coronilla". Y Jesús le dijo: "Hija mía, anima a las almas a rezar la coronilla que te he hado. Quienquiera que la rece, recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita. Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia".

Rezada con un rosario común, la Coronilla a la Divina Misericordia es una oración de intercesión que extiende la ofrenda de la Eucaristía, por lo que es particularmente apropiado rezarla después de recibir la Santa Comunión en la Santa Misa. Se puede rezar a cualquier hora pero nuestro Señor dijo a Santa Faustina que la rezara especialmente durante "la hora de la Gran Misericordia", es decir, a las tres de la tarde, recordando la hora en que Jesús dio su vida en la Cruz.

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