Santa Faustina Kowalska

La hermana Faustina, apóstol de la Divina Misericordia, conocida actualmente en el mundo entero, ha sido incluida por los teólogos entre los destacados místicos de la Iglesia.

Nació como la tercera hija dentro de diez hermanos de una pobre y piadosa familia campesina de la aldea de Głogowiec. En el bautismo, celebrado en la iglesia parroquial de Swinice Warckie, se le impuso el nombre de Helena. Desde pequeña se destacó por la piedad, el amor a la oración, la laboriosidad y la obediencia, y por una gran sensibilidad ante la pobreza humana. Su educación escolar no duró ni siquiera tres años; al cumplir 14 años abandonó la casa familiar para trabajar de sirvienta de Aleksandrów y Łódź, y mantener a sí misma y ayudar a sus padres.

Helena fue llamada a la vida religiosa durante una visión que tuvo de Cristo sufriente. Entonces, el 1º de agosto de 1925 entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, donde, como Sor Faustina del Santísimo Sacramento, vivió trece años en Cracovia, Plock y Vilna.

Para quien la observara de lejos, nada hubiera delatado su singular e intensa vida mística. Cumplía sus deberes con fervor, observaba fielmente todas las reglas del convento, era recogida y callada, pero a la vez natural, llena de benévolo y desinteresado amor al prójimo. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios.

Su espiritualidad se basó en el misterio de la Divina Misericordia, que ella meditaba en la Palabra de Dios y contemplaba en lo cotidiano de su vida. El conocimiento y la contemplación del misterio de la Divina Misericordia desarrollaban en ella una actitud de confianza de niña hacia Dios y la caridad hacia el prójimo. Los años de su vida en el convento abundaron en gracias extraordinarias: revelaciones, visiones, estigmas ocultos, la participación en la Pasión del Señor, el don de bilocación, el de leer las almas, el don de profecía y el desposorio místico. El Señor eligió a Sor Faustina como la apóstol y secretaria de Su misericordia, para que difundiera el urgente mensaje de la Divina Misericordia al mundo

Santa Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato de su confesor, el Beato Miguel Sopocko, y del mismo Señor. Ella anotó en su Diario con fidelidad todo lo que Jesús le pidió y describió todos los encuentros de su alma con Él. Finalmente, extenuada físicamente por la enfermedad y los sufrimientos, Faustina murió en Cracovia, a los 33 años, el 5 de octubre de 1938.

Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 18 de abril de 1993 y canonizada por el mismo Papa el 30 de abril del 2000, convirtiéndose en la primera santa del nuevo milenio. El Beato Juan Pablo II la consideró como la gran Apóstol de la Divina Misericordia en nuestros tiempos, cuyo mensaje es urgentemente necesario para el mundo de hoy.

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