Los Marianos y las Almas del Purgatorio

Nuestro Padre fundador nos dejó como legado a sus hijos espirituales la misión de orar por las almas que están en el Purgatorio. Ya en los inicios de la antigua Orden de los Marianos, los miembros debían rezar por ellas cada día el rosario completo y el oficio de difuntos. Y actualmente nuestra Congregación es uno de los dos únicos institutos religiosos masculinos que tienen como parte de su carisma la intercesión por las almas que se están purificando.
El mismo Beato Estanislao, que vivió en un tiempo marcado por las guerras, el hambre y las epidemias, y experimentó de cerca la muerte repentina de muchas personas, además de asistir con celo pastoral a los moribundos, se convirtió en un gran intercesor por las almas del Purgatorio.
También en la actualidad, nuestras Constituciones nos llaman a continuar realizando esta obra de misericordia, tradicional en la Iglesia y confiada de forma particular a nuestra comunidad religiosa. Por eso, los Marianos buscamos "ayudar a las almas de los fieles difuntos detenidas en el Purgatorio para expiar sus penas, con oraciones y sufragios, principalmente por el santo sacrificio de la Misa, por las indulgencias y las mortificaciones, ofreciendo por ellos también las obras piadosas y otras obras buenas" (Constituciones, n. 19).
El Beato Estanislao y las Almas del Purgatorio
En la vida del beato Estanislao Paczynski, fundador de nuestra Congregación, la oración por las almas de Purgatorio fue el resultado de profundas experiencias personales. Al vivir en una época marcada por la guerras, el desorden interno, el hambre y las epidemias, nuestro Padre fundador se enfrentaba día a día con la muerte repentina de gran cantidad de personas, muchas de las cuales no estaban preparadas para el encuentro con Dios.
Siendo capellán del ejército polaco, el Padre Estanislao tenía bajo su cuidado pastoral las almas de los soldados que morían en las batallas y oraba en sus tumbas. Incluso las almas de algunos soldados caídos se le aparecieron pidiendo su intercesión ante Dios. Fue entonces que el Beato decidió que la ayuda a las almas de los difuntos debía ser el segundo objetivo de su Congregación.
La tradición nos ha dejado otros testimonios de la experiencia del Padre Estanislao con las almas del Purgatorio. En una ocasión, estando en Lubocz, en una reunión familiar a la que se encontraban invitados varios religiosos, cayó en éxtasis y pudo experimentar los sufrimientos de las almas del Purgatorio. Al regresar al monasterio, les dijo a sus hermanos: "Recen, hermanos, por las almas del Purgatorio, porque sufren desconsolados". Y se encerró durante tres días en su celda a orar por ellas.
En otra ocasión, cuando el Beato Estanislao realizó una peregrinación a la famosa imagen de la Virgen en Studziana, después de celebrar la Santa Misa frente a la imagen milagrosa, se dirigió a su celda donde cayó en estado de éxtasis y experimentó una vez más el sufrimiento de las almas del Purgatorio. Sus contemporáneos recordaban que en varias ocasiones el Beato se encerraba en su celda para orar y visitar espiritualmente a las almas, y que muchas veces ellas le pedían que continuara yendo en su auxilio por medio de su Congregación.
Revelaciones privadas
También Santa Faustina, apóstol de la Divina Misericordia, recibió del Señor la misión de orar por las almas que están en el Purgatorio. Ella misma, en su Diario, relata lo que le sucedió durante una enfermedad, cuando preguntó al Señor por quien más debía orar:
"Esa noche vi a mi ángel de la Guarda, quien me pidió que lo siguiera.
En un momento me vi en un lugar lleno de fuego y de almas sufrientes.
Estaban orando fervientemente por sí mismas pero no era válido,
solamente nosotras podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban no
podían tocarme. Mi ángel de la guarda no me dejó sola ni un momento.
Yo pregunté a las almas que es lo que mas las hacía sufrir. Ellas me
contestaron que era el sentirse abandonadas por Dios...Vi a Nuestra Señora
visitando a las almas del Purgatorio, la llamaban Estrella del Mar. Luego
mi ángel guardián me pidió que regresáramos, al salir de esta prisión de
sufrimiento, escuché la voz interior del Señor que decía: 'Mi Misericordia
no quiere esto, pero lo pide mi Justicia'".
En el octavo día de la Novena a la Divina Misericordia, que Jesús le ordenó escribir, puede leerse en su Diario:
"Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y
sumérgelas en el abismo de Mi misericordia. Que los torrentes de
mi sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son
muy amadas por Mí. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe
a Mi justicia. Está en tu poder llevarles alivio. Haz uso de todas las
indulgencias del tesoro de Mi Iglesia y ofrécelas en su nombre... Oh, si
conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por
ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con Mi
justicia" (Diario, 1226).
En otra ocasión, Santa Faustina escribe en su Diario (1738) que el Señor le dijo:
"Entra a menudo en el purgatorio, ya que allí te necesitan". Y prosigue Faustina:
"Entiendo, oh Jesús, el significado de estas palabras que me diriges, pero permíteme primero entrar en el tesoro de Tu misericordia".