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La Coronilla

Oración por las Almas del Purgatorio

Coronilla en sufragio por las almas del Purgatorio

  1. Jesús mío, por aquel copioso sudor de sangre que derramaste en el huerto
    de Getsemaní, ten piedad de las almas de mis parientes más cercanos que
    padecen en el Purgatorio.

    Padrenuestro. Avemaría. Dadles, Señor, el descanso eterno y brille para
    ellos la luz que no tiene fin.
  2. Jesús mío, por las humillaciones y el agravio que sufriste en los
    tribunales hasta ser abofeteado, tratado como loco y pospuesto a un
    malhechor, ten piedad de las almas de nuestros difuntos que en el
    purgatorio esperan ser glorificadas en tu reino.

    Padrenuestro. Avemaría. Dadles, Señor, el descanso eterno y brille para
    ellos la luz que no tiene fin.
  3. Jesús mío, por esa corona de punzantes espinas que traspasaron tu
    santísima sien, ten piedad del alma más abandonada y privada de sufragios,
    y de aquella que está aún lejos de ser liberada de las penas del Purgatorio.

    Padrenuestro. Avemaría. Dadles, Señor, el descanso eterno y brille para
    ellos la luz que no tiene fin.
  4. Jesús mío, por esos dolorosos pasos que recorriste con la cruz a cuestas,
    ten misericordia del alma que ya está por salir del Purgatorio. Y por las
    penas que soportaste junto a tu santísima Madre en el encuentro, camino
    al Calvario, libra de las penas del Purgatorio a las almas que fueron más
    devotas de esta Madre tan querida.

    Padrenuestro. Avemaría. Dadles, Señor, el descanso eterno y brille para
    ellos la luz que no tiene fin.
  5. Jesús mío, por tu santísimo cuerpo extendido sobre la cruz, por tus
    santísimos pies y manos traspasados con duros clavos, por tu muerte cruel
    y por tu santísimo costado abierto por la lanza, te piedad y misericordia de
    esas pobres almas y admítela en tus dulcísimas moradas en el Cielo.

    Padrenuestro. Avemaría. Dadles, Señor, el descanso eterno y brille para
    ellos la luz que no tiene fin.

Coronilla de los cien réquiem (rezada por la Beata Ana María Taigi)

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Dadles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz que no tiene fin. (10 veces).
Almas santas, almas del Purgatorio, oren a Dios por mí y yo pediré al Padre
que les dé la gloria del Paraíso.

Te ofrezco, mi adorado Jesús, en ayuda a las almas del Purgatorio, los
méritos de tus padecimientos y dolores sufridos por nuestra redención. Y
comienzo contemplando la sangre que transudó de tu cuerpo por la tristeza
y angustia que te asaltó en Getsemaní.

Dadles, Señor, el descanso eterno… (10 veces).
Almas santas, almas del Purgatorio, oren a Dios…

Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las almas del Purgatorio, la inmensa
aflicción que te oprimió el corazón al ver que Judas, discípulo tuyo, por
ti amado y favorecido, se hizo perseguidor, y con un beso sacrílego te
traicionó para entregarte en las manos de crueles enemigos.

Dadles, Señor, el descanso eterno… (10 veces).
Almas santas, almas del Purgatorio, oren a Dios…

Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, la admirable
paciencia con que soportaste tanto los ultrajes de esa vil soldadesca que
te condujo de Anás a Caifás, de Pilato a Herodes, el cual, para mayor
desprecio, te impuso la vestidura de los locos, entre las burlas y los
agravios del pueblo, y te envió al gobernador romano.

Dadles, Señor, el descanso eterno… (10 veces).
Almas santas, almas del Purgatorio, oren a Dios…

Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las almas del Purgatorio, la amargura
que turbó tu espíritu cuando por los judíos fuiste preferido a Barrabás,
sedicioso y homicida. Luego, atado a la columna, tú, el inocente y el justo,
fuiste golpeado con innumerables azotes, sin piedad alguna.

Dadles, Señor, el descanso eterno… (10 veces).
Almas santas, almas del Purgatorio, oren a Dios…

Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, la humillación
que toleraste, cuando, para tratarte como falso rey, pusieron sobe tus
hombros un manto púrpura, te dieron por cetro una caña, y ciñeron
tu cabeza con la corona de espinas, y así Pilato te presentó al pueblo
diciendo: "¡He aquí al Hombre!".

Dadles, Señor, el descanso eterno… (10 veces).
Almas santas, almas del Purgatorio, oren a Dios…

Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, la piadosa
compasión y el dolor profundo que sentiste cuando, con tanta violencia
fuiste separado de tu amadísima Madre, que había venido a encontrarte y
abrazarte.

Dadles, Señor, el descanso eterno… (10 veces).
Almas santas, almas del Purgatorio, oren a Dios…

Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, los inauditos
tormentos padecidos cuando, extendido sobre la cruz tu cuerpo
ensangrentado, fuiste horriblemente traspasado con clavos en las manos y
en los pies, y elevado en el ignominioso patíbulo.

Dadles, Señor, el descanso eterno… (10 veces).
Almas santas, almas del Purgatorio, oren a Dios…

Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, las angustias y
las penas que durante tres horas continuas soportaste suspendido de la cruz,
y las contracciones que sufriste en todos los miembros, acrecentadas por la
presencia de tu dolorida Madre, testigo de semejante desgarradora agonía.

Dadles, Señor, el descanso eterno… (10 veces).
Almas santas, almas del Purgatorio, oren a Dios…

Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, la desolación
que oprimió a la Virgen Santísima asistiendo a tu muerte, y el pesar de su
tierno corazón acogiéndote exánime entre sus brazos cuando fuiste bajado
de la cruz.

Dadles, Señor, el descanso eterno… (10 veces).
Almas santas, almas del Purgatorio, oren a Dios…

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